30 de abril de 2017

DE JESUCRISTO A TRUMP, DE IZQUIERDA A DERECHA, COMUNISTA O CAPITALISTA

Sí, leyeron bien el título dice: De Jesucristo a Trump. Y es que ese es el contraste que me viene a la mente cada vez que escucho a alguna persona posicionándose o posicionando a otro en cualquiera de las dos ideologías que hoy existen: De izquierda o de derecha.
Por supuesto que no voy a agobiar a nadie con tratados profundos y absurdos sobre ambas posiciones ideológicas, de eso no se trata este blog. Lo que quiero es dar mi opinión, pues aunque me dé mucha impotencia, la decisión en un momento determinado de tomar partido por una o por otra, ha cambiado sustancialmente la vida de la mayoría, especialmente la mía.
Voy a comentarles algo que quizás les explique un poco mi inquietud, que es mucha, por este tema y es que como todos saben y muy lamentablemente para mi, Venezuela es el vivo ejemplo de lo que una ideología puede construir y destruir y más que la ideología en si misma, el discurso que la contenga.
En los años de vida que tengo (que por ego femenino no voy a delatar tan fácilmente), la historia de mi país se divide en dos: antes y después de Chávez, es decir, el punto de quiebre histórico se produjo en el año 1998.
Ahora bien, apelando a la memoria y antes de que Chávez siquiera apareciese en el mapa político venezolano, siempre recuerdo, porque me impactó mucho, que en el año 1988, cuando yo era una adolescente, el argumento con que muchos venezolanos fueron a las urnas a elegir al Presidente de la República, específicamente "El Gocho" Carlos Andrés Pérez, quien ya había sido Presidente anteriormente, era: "porque roba y deja robar" y aunque hoy día muchos lo nieguen y se dén golpes de pecho, muchos que hoy hasta serán chavistas, saben que le votaron por ese motivo.
Claro que, después de ese criterio de elección, me sorprendió aún más que un año después la gente estuviera indignada y ocurrió lo que se conoció como "El Caracazo" en contra del aumento de la gasolina y de la aplicación de medidas económicas llamadas "el paquete neoliberal" impuesto por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, capitalismo puro y duro, ideología de derecha en su máxima expresión.
Pero ¿saben qué? Carlos Andrés Pérez era de izquierda y si no me creen, lean su historia.
Diez años y muchos acontecimientos después, llega Chávez al poder investido con un manto mesiánico, esta vez el venezolano prácticamente pensaba que no podía haber algo peor a lo que estaba. Si repasamos el discurso político de Chávez como candidato presidencial, él se mostró izquierdoso pero llegó a negar incluso que su ideología fuera comunista.
No voy a profundizar sobre lo ocurrido durante los años del Chavismo, pero sí quiero resaltar que actualmente en mi país no existe una política económica, pues se ha transformado, sobre todo desde que está Nicolás Maduro en el poder, en una economía que yo llamaría de choque y, bueno ya estaría de más resaltar el desabastecimiento, escasez, etc., etc., de los alimentos y rubros básicos, así como los medicamentos y ni contar el caos a todo nivel, que sí, sí, sí sí, existe.
Lo que a mi me parece contradictorio en todo esto es que a los Chavistas les guste tanto el dinero y la buena vida, siendo tan de izquierda.
Esto, dibuja un poco lo que ha pasado en mi país y lo que puede observarse es cómo estas ideologías sirven de relleno a un discurso político, cómo buscan el convencimiento de la población y cómo en si mismas la aplicación de estas dos vertientes: comunismo y capitalismo, tienden al caos y al fracaso. ¿Qué significa ser de izquierda o de derecha, ser comunista o capitalista? ¿qué pasa a nivel mundial? ¿por qué estas dos posiciones? ¿hay algo más?
Palabras más, palabras menos y muy a grandes rasgos, la Izquierda propugna la igualdad social, defiende la conquista del poder por el proletariado, la extinción de la propiedad privada y la desaparición de las clases sociales. Los derechos colectivos están por encima de los individuales, la economía depende del Estado.
Los de Derecha están basados en una economía de libre mercado. la libre competencia que es la que genera esa desigualdad de clases sociales, pero que es asumida como necesaria. Los derechos individuales prelan sobre los colectivos, especialmente el derecho a la propiedad privada. La economía es libre, no debe intervenir el Estado.
Visto así por encima, los de Izquierda son los buenos y los de Derecha los malos. Pero no, no es así, ni unos ni otros.
Si nos ponemos a analizar en profundidad lo que significa ser de Izquierda y para que en realidad funcione un sistema basado en estos principios, que logre efectivamente la felicidad del ser humano que habite en ese sistema, los hombres deberían ser como JESUCRISTO, personas totalmente desprendidas de lo material, sin ambición alguna de superación personal y con un nivel espiritual superior, pues todos somos iguales.
Pero ¿todos somos iguales? ¿si yo me esfuerzo aunque sea un poco más que el otro, será que me merezco un poco más también? ¿todos pensamos igual, sentimos igual, soñamos igual, vemos el mundo igual? Todos conocemos la respuesta y también sabemos que ese ideal de persona que es JESUCRISTO, solo se ha dado una vez en la historia de la humanidad; yo no conozco a nadie así, y mira que conozco gente buena.
Ya ni hablar de la Derecha, Capitalismo puro y duro, Donald Trump es el ejemplo más auténtico y real de lo que significa. La economía está por encima de todo; en dos platos, el dinero es la felicidad; por lo tanto, cuánto tienes, cuánto vales y no somos iguales porque para que haya ricos, tiene que haber pobres; así que esfuérzate para tener.
Por cierto, ayer me estaba arreglando para ir al trabajo y sin querer escuché de fondo: "America First, America First, America First", se trataba de una noticia que estaban dando en el Telediario y era la consigna que usaba Donald Trump para animar a su gente, mis padres no saben inglés y yo les pregunté ¿saben que está diciendo Trump? "América Primero"; por supuesto, que la América de Trump no incluye a la mía, para él solo se trata de los Estados Unidos.
Es difícil verse reflejado en este último escenario, pero sí, todos somos en mayor o menor medida un poco así; nos gusta que nos reconozcan, nos gusta tener, nos gusta la ropa de marca, nos gusta la buena vida, traducida esta en lo material, nos gusta el dinero, pero en el fondo sabemos que el solo tener no nos da la felicidad y que si nuestro entorno está mal, aunque yo sea multimillonario, ese entorno me va a afectar.
Por eso ambas posiciones están condenadas al fracaso, porque su aplicación implica aplacar la naturaleza humana. Somos mucho más que eso; somos buenos y malos a la vez, solidarios y egoístas, el yin y el yan. De hecho, cuando se intenta aplicar cualquiera de estas dos posturas en sus formas más radicales, la población termina por rebelarse.
Ahora se estila hablar del Centro, imagino que como hemos tomado estas dos ideologías como verdades, el que no se acomode a una de ellas y como el cerebro no da para más, la metemos en el Centro y si tiende un poco para un lado o para el otro pues nada Centro Izquierda o Centro Derecha y así no tenemos mucho que pensar.
Hace días estuve estudiando sociales con mi hijo y vimos estas dos posturas, las analizamos y las criticamos y él me preguntó ¿no existe otra forma de hacer las cosas? No sabía que responderle y le dije que por ahora no, pero que no olvidara que tanto una como otra ideología son creaciones del hombre, quizás se hayan instaurado como verdades, pero que nada quita que él, por ejemplo, cambie esto, logre crear algo que nos mejore como sociedad.
Hasta aquí dejo esta disertación personal por ahora, no es un tema fácil de tratar pero es de necesaria reflexión, el mundo no va por buen camino, está encaminándose de nuevo a la guerra, pero estoy convencida de que el pensamiento humano es infinito y que surgirán mentes y voces que sean escuchadas y cambien para mejor, para ello deben romperse paradigmas, dejar de ser borregos.

Seguiré luego...






17 de abril de 2017

Del Cerro Ávila en Caracas, al Monte de San Pedro en La Coruña

En Venezuela, "la gallega", en Galicia, "la venezolana" y es que no me disgusta, soy feliz siendo quien soy, me gusta marcar la diferencia en todos los ámbitos donde me desenvuelvo. Independientemente de mis nacionalidades soy mujer, madre, hija, hermana, amiga, compañera, etc., etc., dependiendo de la posición donde me encuentre la diferencia la marco con la actitud con que asumo mis roles. Cuando decidí irme de mi país natal, Venezuela, no imaginaba, bajo ningún concepto, lo mucho que cambiaría mi vida; y no se trata sólo del estilo de vida, me refiero más a cambiar internamente, al punto de ver la vida con otro lente, bajo otra óptica.

En mi país, había logrado ser una Abogada exitosa, entaconada y muy formal, mi carrera profesional formaba parte de mi orgullo; al irme, sabía que debía bajarme de mis tacones y me habían contado que no iba a ser fácil, pero jamás pude ni siquiera de lejos suponer que la vida me iba a poner pruebas que me enfrentarían con todos mis miedos y mis demonios y les soy sincera, nunca me había sentido tan vulnerable, aterrada, cobarde y a la vez tan valiente.

Poco a poco, muchas veces con lágrimas en los ojos y después de darme cuenta que con resistirme lo único que iba a lograr era sufrir más, me he ido quitando una cantidad de prejuicios respecto a status, nivel de vida y esas cosas sobre todo de índole material y he ido aprendiendo a ser más sencilla, más humilde, más gente; aquí no tengo aún mi título de Abogada, ni se toma en cuenta mi trayectoria profesional, que para mi significaba muchísimo, en A Coruña nadie me conoce; aquí la vida me quitó todo eso (o eso llegué a pensar), soy únicamente Esther, frente al mundo y ¿saben qué?, en el fondo es más relajante sólo ser tú, algunos piensan que soy esa rubia, tonta, sudamericana, lo cual al principio francamente me molestaba y ahora solo me hace reír; porque sé quien soy y de lo que soy capaz, incluso ya estoy pensando que la vida no me ha quitado nada, me está dando.  

Solo tengo diez meses en A Coruña (hoy 17 de abril justamente los cumplo) y desde que llegué he sufrido una transformación, más bien una metamorfosis que me ha llevado a recorrer lo más profundo de mi ser, al agujero negro de mi interior, llegué a no ver la luz, en este proceso, por razones que en algún momento contaré, pasé de la negación absoluta a aceptar a La Coruña como mi nuevo hogar, a decir, el día de ayer en Oviedo a una amiga venezolana que vino de visita, "más bella es La Coruña, tienes que venir a verla, hay mar por todos lados". Aún estoy en ese proceso.

Quiero contar mi experiencia, quiero que alguien la lea y me entienda y viva conmigo el día a día de una metamorfosis, que hoy asumo y aunque a veces duele, siento que era necesaria, para ser mejor persona, para aprender a ser humilde, fuerte y valiente de verdad. Hoy hay una cosa que puedo entender como una verdad: es normal y creo que hasta instintivo sentir miedo, lo que te hace marcar la diferencia es lo que haces ante tus temores, es lo que decidas lo que te va hacer cambiar o no.

Así que si sientes miedo, no te preocupes, más bien alégrate porque eres humano; luego, toma tu decisión.

Yo no sé si fui valiente o cobarde al irme de mi país, este será el tema de otra disertación; quizás sea un razonamiento parecido al de aquel que decide suicidarse ¿es valiente o cobarde?; lo que si no les quepa la menor duda, es que fue una decisión muy difícil y trascendental.

Seguiré luego..



12 de abril de 2017

Rubia, tonta y sudamericana

Eso opinaba la gente española de mi. Pero resulta que no, soy algo más mucho más. Siento decepcionarlos, en Sudamérica hay mucha cultura y mucho que dar al mundo.